Para los antiguos romanos el vino era una bebida de gran interés. De hecho, durante la época del imperio, una persona consumía en promedio de uno a cinco litros diario.
Esta bebida producto de la vid, era considerada un elixir durante la época de la República y durante la época del Imperio. La importancia del cultivo de uvas se tornó primordial en la cultura romana, a tal punto que el rango de los centuriones se simbolizaba por una vara cortada de una vid.
El vino en la antigua Roma
Los antiguos romanos tuvieron un rol esencial en la historia del vino. Aunque culturas anteriores ya conocían y producían la bebida, fueron los habitantes de Roma quienes la dieron a conocer y extendieron su consumo a otras regiones.
En la Antigua Roma existían diversos tipos de vino como el mostum, que consistía únicamente en zumo de uva. También contaban con el merum, el cual era zumo de uva fermentado y sin aditivos, este era considerado un vino puro. El otro tipo de vino era el mulsum, que era endulzado con el uso de miel.
Para los ciudadanos de la antigua Roma el vino era un producto indispensable en su dieta. Este era consumido tanto por el César como por los esclavos, y por todos los ciudadanos de los diferentes rangos sociales. La bebida llegó a ser un símbolo de clasificación social, y un medidor de la alcurnia de los consumidores.
Con la finalidad de proporcionar la vital bebida a los colonos y soldados romanos, la vinicultura se expandió a lo largo y ancho del territorio dominado por el imperio. Adicionalmente, la producción de vino se convirtió en un ingreso importante a nivel económico, lo que impulsó más aún la negociación con otras culturas y la exportación de la bebida por parte de los romanos.
Un símbolo social y de riqueza
El vino llegó a ser un elemento de identidad cultural para el imperio romano. Este formaba parte de la alimentación estándar, de las celebraciones, festejos, reuniones de negocios, y de cualquier evento que lo ameritara.
Para los romanos beber vino de calidad representaba riqueza y buen gusto.
Por otro lado, un gran porcentaje del vino producido era mezclado con agua. Por ejemplo, a los soldados se les proporcionaba vino adulterado para que no se vieran afectados por enfermedades derivadas por la ingesta de agua.
Por su parte, las personas adineradas consumían un vino macerado con especias. El vino que más ingerían era el blanco endulzado con miel.
Para los esclavos dejaban el vino de menor calidad y de un nivel bastante bajo.
El uso del vino en el ámbito de la salud
En la antigua Roma el vino tenía usos amplios, como el religioso, social, comercial, de celebración, e incluso en el campo medicinal. Esta variedad de aplicaciones también contribuyó a la generalización del consumo de esta bebida.
Los habitantes de la Roma antigua descubrieron que el vino cuenta con propiedades saludables. Galeno el médico, indicaba a sus pacientes tratamientos que implicaban el consumo del elixir derivado de la vid. Estos remedios eran indicados con frecuencia para el emperador.
De acuerdo a la teoría de los humores, la bebida vinícola se considera seca y caliente, por lo que minimizaba la flema y proporciona la bilis de color amarillo. Por otro lado, las personas que sufrían de fiebre debían evitar beber vino, pero este podía ser ingerido como remedio para el resfriado.
Para Galeno mientras mejor fuese la calidad del vino, mayor eficacia tendría el tratamiento. Con la idea de garantizar la salud de sus pacientes, el médico se hacía acompañar por un bodeguero para que le facilitara las ánforas y se encargara de abrirlas y cerrarlas, cada vez que se usaba su contenido. Indudablemente la Antigua Roma y sus habitantes fueron determinantes en la historia del vino, y en su expansión mundial.